El 21 de marzo es el primer día de otoño en el hemisferio sur y el primero de primavera en el hemisferio norte. De este modo, para marcarle carácter simultáneo en todo el mundo, los estados miembros de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) eligieron, en 1971, esta fecha para celebrar el Día Forestal Mundial.
Los bosques nos proveen de bienes y servicios fundamentales y contribuyen a asegurar la alimentación, el agua y el aire limpio. Además, protegen el suelo y son fundamentales para lograr un desarrollo sostenible. A pesar de lo importantes que son para nosotros, no siempre los protegemos como deberíamos. La mitad de los bosques que una vez cubrieron la Tierra, 29 millones de kilómetros cuadrados, han desaparecido, cerca del 78 por ciento de los bosques primarios han sido destruidos y el 22 por ciento restante están amenazados por la extracción de madera, la conversión a otros usos como la agricultura y la ganadería, la minería, los grandes embalses, las carreteras y las pistas forestales, el crecimiento demográfico y el cambio climático. Un total de 76 países han perdido ya todos sus bosques primarios y otros once pueden perderlos en los próximos años.
Los árboles contribuyen a asegurar nuestra supervivencia Durante el Día Forestal Mundial se realizan jornadas sobre la importancia de los bosques, su utilidad, su cuidado o sobre el peligro que para ellos representa el fuego. También se muestran las herramientas y procedimientos que se emplean en los incendios y se motiva a los asistentes a que planten un árbol.
Este día se celebra desde 1998, a raíz del incendio Linton (Canadá), en que murieron cinco combatientes que pertenecían a una brigada forestal.